Mientras caminaba hacia él sólo tenía
presente que a partir de ese día dejaría atrás una vida llena de carencias y
que llegarían días de lujos y distinciones. Pensaba que ya no tendría de que
preocuparse.
A partir de ese momento su vida cambio.
Mientras Antonio pasaba el día en el centro ocupado por su trabajo, ella pasaba
las horas recorriendo el inmenso jardín que rodeaba su residencia retirada de
los ruidos de la ciudad y en ocasiones, por las noches, ambos frecuentaban los
cocteles de las figuras más sobresalientes de la alta sociedad, en los que su
presencia era admirada por los caballeros y envidiada, y hasta a veces mal
vista, por sus esposas, aunque a ella nada parecía afectarle.
Pero mucho antes de que lograse
acostumbrarse a esta nueva vida una propuesta muy tentadora e imposible de
rechazar llegaría a manos de su marido, el abogado más reconocido de la ciudad
y sus alrededores. Pronto aquellas reuniones de negocios a las que asistía acompañándolo
comenzarían a formar parte de su rutina.
A meses de las próximas elecciones
políticas aun faltaban candidatos que fuesen capaces de hacer frente a las
autoridades vigentes y lograran salir victoriosos. Se necesitaba alguien con
capacidades intelectuales y la popularidad suficientes para llegar a la
muchedumbre y convencerla de que era la mejor opción para conseguir un cambio.
Sin dudas él con su matrimonio terminaba de cumplir con los requisitos
necesarios para alcanzar el éxito.
La ambición de ambos los empujo casi
inmediatamente hacia un mundo totalmente desconocido pero por demás cautivador.
A partir de ese momento quedaron inmersos en la vorágine de las campañas
políticas, debates y entrevistas. En el pasado dejo sus tardes apacibles para
convertirse en la esposa más reconocida de la ciudad mientras posaba para las
cámaras junto a su marido, el candidato a alcalde más popular en esos tiempos.
Llegado el día de las elecciones decidieron
esperar los resultados en la tranquilidad de su residencia, en las afueras de
la ciudad. Sentados con una copa de vino frente al hogar a altas horas de la
noche recibieron la confirmación de que todo aquello pasado había dado sus
frutos. A partir de ese momento serian reconocidos como el alcalde y su primera
dama.
Rápidamente llegaron las grandes
responsabilidades y acabaron con sus momentos de ocio que disfrutaban en la
comodidad de su domicilio; pues debieron mudarse a una nueva casa en la ciudad
para poder cumplir con sus obligaciones en tiempo y forma.
Ahora tenía todo lo que alguna vez su madre
había soñado para ella; un marido exitoso, dinero y todo lo que se podía
imaginar. Las privaciones ya no eran un tema de conversación en su vida. Claro
que ahora tendría otras cosas de que preocuparse.
Acompañar a su marido en esta nueva etapa
implicaba tanto esfuerzo como el de estar a cargo de la conducción de una ciudad.
Pasaban sus días cumpliendo con reuniones y compromisos. Los cocteles ya no
eran los de antes, ahora la política era el tema central en las reuniones, en
su casa, en las fiestas. La rutina consumía sus horas.
Mucho antes de lo que pudo imaginar comenzó
a no disfrutar tanto del trabajo de su marido y de su nueva vida. Los días
comenzaron a parecerles eternos y aunque su guardarropa contara de exclusivos
vestidos, delicados tapados y con todos los zapatos y carteras que pudiese
desear por triplicado nada parecía lograr alejarla por un momento del universo
de la política.