En los días siguientes sólo había silencio
entre ellos. Únicamente en ocasiones cruzaban unas pocas palabras y todas ellas
parecían separarlos aun más; sólo sonreían y posaban para el qué dirán. En la
intimidad eran dos extraños y a los ojos del público marido y mujer
inseparables.
Por su lado, aunque su relación con
Caroline no era la deseada, Antonio trataba de evitar las apariciones de su
esposa en público. Pensaba que debía alejarla de las críticas, ella era solo
una niña frágil enfrentando una vida de adulta. Para ello le propuso ir a pasar
unos días a la residencia en las afueras de la ciudad.
Había sido allí donde habían tomado la
decisión de tomar otro rumbo en sus vidas y era allí donde se debían plantear
su futuro nuevamente.
Luego de largas charlas y de común acuerdo
llegaron a la conclusión de que debían plantearse la posibilidad de
distanciarse por algún tiempo. Solo así se darían la oportunidad de pensar cada
uno en lo que deseaban y buscaban para sus vidas. Ella se quedaría unos días en
la residencia en compañía de su madre mientras él regresaría a la ciudad para continuar
con sus compromisos.
En el fondo solo buscaban que algo los
uniera a la distancia y que de nuevo el
estar juntos sea una elección y no un compromiso como en los últimos tiempos,
pero lo que el destino tenía escrito para ellos no les resolvería sus
diferencias del modo que ellos imaginaban. Tendrían que pasar varias pruebas
para poder descubrir que era lo que realmente buscaban y deseaban para sus
vidas.
Esa noche una fuerte tormenta tomo las
riendas y los enfrentó a la soledad de
sus pensamientos. Emociones contradictorias los tomaban de rehenes y los
transportaban hacia sus sentimientos más oscuros, mientras cobardemente se
aferraban a la ilusión de que pronto ambos encontrarían un poco de paz entre
tanta turbulencia. Pero antes de que pudieran tomar el control el destino hizo
otra de sus jugadas; una de esas que al pasar dejan huellas imposibles de
borrar.
Como consecuencia de la fuerte tormenta,
varios árboles cayeron en la carretera más
cercana a su residencia bloqueando el paso hacia la ciudad. Por ello quedaron
varados un grupo de músicos que se dirigían en esa dirección. Lejos de poder
comunicarse con los organizadores del evento para el cual habían sido
contratados buscaron algún lugar seguro para pasar la noche. Muy cerca del
lugar estaba ella frente al leño disfrutando de una taza de café humeante junto
a madre.
Horas después, luego de una larga búsqueda,
dieron con su domicilio y tocaron a su puerta. Sin sospechar siquiera de quien
esperaba por ella responde a su llamado. Al abrir y verlo entre sus compañeros
sintió que todo se derrumbaba a sus pies. Nuevamente estaba perdiendo el
control sobre su vida. Sin embargo no podía dejarlos esperando afuera con
semejante temporal. De inmediato los invito a pasar y les convido con una taza
de café caliente. Más tarde les asigno unos cuartos para que descansaran
esperando poder partir al día siguiente hacia la ciudad.
No hubo palabras entre ellos, sólo miradas.
Pero fue suficiente para dar inicio a un deseo tan fuerte como secreto.
Actuando casi como cómplices del destino,
esa misma noche se encontraron en la oscuridad del pasillo. Ambos cautivos del
insomnio. El cruce fue tan fuerte como decisivo. Ya no había excusas para
seguir fingiendo y en un acto casi inconsciente ambos se fundieron en un beso
apasionado.
A la mañana siguiente todos se levantaron
apenas amaneció para seguir con su viaje hacia la ciudad. Antes se despidieron
de Caroline y le expresaron su agradecimiento por su hospedaje. Pero llegado el
momento de la partida ambos sabían que ese no sería su último encuentro ya que
entre ellos había algo más fuerte que los volvería a unir.
En las siguientes horas para ambos
fue imposible borrar de sus mentes aquel encuentro clandestino y solo podían
buscar excusas que justificaran el volver a verse sin levantar sospechas entre
la multitud.
Esa misma tarde por debajo de su puerta
recibió un mensaje de parte de él donde señalaba una dirección y un horario. Su
banda tocaría en un bar esa noche y un lugar entre el público reservaba la
ilusión de un nuevo encuentro. Por su parte ella trataba de encontrar pretextos
para no ir en busca de Alejandro, aquel desconocido que había usurpado sus
pensamientos de modo arrebatador. Y aunque por mucho lo intento no pudo evitar
ser prisionera de sus deseos mas prohibidos.
El show comenzó a la hora propuesta pero
Caroline no se encontraba entre los presentes, pensó que ese sería el final de
aquel impulsivo encuentro. Pero de manera sorprendente casi al final de la
noche su presencia se destaco entre la gente. Su cara se ilumino de manera
reveladora. Al finalizar su presentación todos se marcharon, pero para ellos
era solo el comienzo.
Alejandro le manifestó su sorpresa al verla
y confesó su miedo a que no responda a su invitación. También dijo entender sus
dudas. Ella se mantuvo callada. El silencio se adueño de la situación. Sus
miradas se encontraron y lo inevitable dijo presente. Esa noche no regreso a su
residencia. Nada la detuvo, nadie le señalo que debía hacer. Esa noche se dejo
llevar por sus deseos más profundos.
Luego de esa noche varios encuentros como
ese sobrevinieron. Y aunque mucho intentaron esconder su romance, pronto la
gran noticia llegaría a oídos de su esposo y los murmuros de la muchedumbre se
adueñarían de la ciudad hasta alcanzar a su madre, quien luego de exigir
explicaciones y sin comprender los argumentos de su hija decidió marcharse
decepcionada por su actitud, luego de varios días donde las fuertes discusiones
eran parte de su rutina. Mientras que para Antonio el amor que sentía por ella
era más fuerte que su orgullo y en un intento desesperado por rescatarla del
centro de la tormenta buscó a Alejandro para exigirle que si realmente creía en
su relación con Caroline se la llevara lejos y que procurara hacerla feliz,
mientras él por su lado seguiría adelante con sus proyectos e intentaría
encontrar la manera de protegerla de las injurias.
Sin tiempo que perder mandó a alguien para
que avisara sobre sus planes a Caroline mientras él armaba sus bolsos y
organizaba el viaje. Ella sin dudarlo comenzó a empacar sus cosas ansiosa por
su llegada, pero el destino tenía escrito otro final para ellos.
Las horas pasaban y él no llegaba.
Angustiada pensaba que se había arrepentido y la dejaría esperando, pero las malas
noticias no tardarían llegar. Una ruta en mal estado y un temporal intenso con
fuertes lluvias lo envolverían en un terrible accidente que terminaría con su
vida instantáneamente.
El primero en enterarse fue Antonio cuando
un colaborador suyo advirtió el trágico desenlace del músico. Inmediatamente,
se comunico con su madre para que esta fuese quien contara la triste noticia a
Caroline, quien lejos de querer creerle se inventaba argumentos para justificar
su ausencia. Argumentos que se derrumbaron frente a ella cuando vio a su esposo
llegar a la residencia con las pertenencias de Alejandro entre sus manos. Nada
había salido como lo planearon.
Esa noche el dolor la había envuelto y poco
a poco se hundía en una profunda depresión. Nada de lo que hiciera su madre o
incluso Antonio podía calmar su sufrimiento. A partir de ese día nada fue como
antes. No salía de su habitación y se negaba a comer. Su salud pronto comenzó a
deteriorarse y su marido preocupado llamo al mejor medico de la zona. Su
diagnostico cambiaria la historia de
ambos para siempre.
Luego de ese día Antonio decidió dejar en
el pasado todo lo sucedido y darle una segunda oportunidad al gran amor que
sentía por Caroline. Dejo su puesto de alcalde y comenzó a ejercer nuevamente
su profesión para pasar más tiempo junto a su esposa. Luego de unos meses se
mudaron a una nueva casa donde las distancias ya no serian una preocupación.
Ésta seria testigo de un nuevo comenzar
para ambos y aunque el recuerdo de aquellos días no se borraría jamás para
ninguno de los dos algo más fuerte los unía nuevamente. Caroline ya no era la
misma niña adolescente que buscaba el reconocimiento de los demás, ahora
tendría algo mas importante porque luchar y seguir adelante.