viernes, 5 de febrero de 2016

Capítulo 1: Secretos de sangre (tercera parte)

Apariencias

Comenzó a no concurrir a las fiestas inventando excusas que ni ella creía. Los rumores no tardaron en correr por las calles de la ciudad; la primera dama ya no se mostraba en público con su marido y se decía que quizás estén separados o bien embarazada y que no deseaba que su figura aumentada en peso sea motivo de murmureos. Eran de los más variados pero ninguno se acercaba a la verdad.
Caroline, aquella niña adolescente que fingía vivir una vida de esposa responsable acompañando a su marido había llegado a su límite y no sabía cómo seguir. Pero si algo estaba segura es que no dejaría que nada la aleje de su nueva vida y que esto sería solo una tormenta en el largo camino que le esperaba por recorrer.
Para darle fin a los absurdos rumores que cada vez eran más serios y por demás desacertados, decidió asistir al acto aniversario de la ciudad. Eligio su mejor vestido y fue en busca de todas las miradas como aquel día en la plaza central, junto a su madre.
Todos quedaban deslumbrados al verla pasar. No tenía signos de embarazo, gordura ni tampoco estaba alejada de su marido, pues se los veía sonreír de modo cómplice. El acto no se extendió por mucho tiempo y al finalizar se dirigieron todos los invitados hacia el hotel más sofisticado de la ciudad para continuar con la celebración.
Ya en el lugar, todos se acercaban y la alagaban con los más delicados cumplidos, mientras que los más tímidos solo la admiraban a lo lejos; pero sin dudas su presencia no pasaba desapercibida para nadie esa noche.
Mientras los demás se pasaban las horas enalteciendo sus posturas en el esfera de la política, decidió alejarse hacia el balcón de la sala. Desde él podía disfrutar de la inmensidad del cielo estrellado que los cubría esa noche y encontrar un poco de silencio entre tanto murmullo.
Luego de la recepción se reunieron en el salón principal del hotel donde tocaría una banda de músicos muy reconocida, en aquella época. Todo parecía darse con armonía.
Antonio estaba muy contento de que su mujer lo acompañara aquella noche y se propuso hacerla disfrutar de la ocasión a pleno. Pero cometió un error que marcaría sus vidas. Hizo que la banda tocara su tema preferido pero con ello solo logro que su mujer fijara sus sentidos en quien lo interpretaba y no en quien bailaba sujetado a su cintura.
Aquel cantante era un joven apuesto y con una voz que con solo escucharla causaba suspiros entre quienes lo oían. Casi de manera torpe e inelegante sus ojos se clavaron en él. Mientras su marido buscaba disimular el comportamiento inapropiado de su esposa, de seguro advertido por muchos aquella noche, ella comenzaba a sentir un profundo encanto por aquel extraño.

Más tarde, ya en la intimidad de su casa y tras discutir por primera vez con su marido, comenzó a entender que algo había cambiado. No lograba entender bien que era lo que había ocurrido pero esa noche no compartió la cama con Antonio.

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pensamiento...

De nada sirve que escribas una historia con dos protagonistas y un final feliz si uno de ellos ya renunció a su papel.