sábado, 3 de septiembre de 2016

Yo te esperaré.

Hoy desde la distancia puedo ver todo lo que fuimos, todo lo que pudimos ser y no logramos.

Hubo días donde las palabras sobraban para decirnos lo que nos pasaba y otros en los que los silencios se apoderaban de nuestros corazones, abriendo un abismo entre nosotros. Días en donde con sólo vernos nuestras preocupaciones diarias desaparecían  y el tiempo parecía detenerse cuando cruzábamos nuestras miradas. Otros donde preferíamos caminar en distintas direcciones para ocultar nuestras lágrimas. Noches en las que, en lo secreto, uníamos nuestras voces a favor de nuestro amor y aún así no fuimos capaces de superar todos los obstáculos que nos presentó el camino.

Luchamos contra nuestros ideales, contra nuestros pensamientos, contra nuestras verdades. Luchamos para encontrar motivos para seguir juntos cuando todo a nuestro alrededor se derrumbaba y aún así nos separamos.

Tuvimos días en que él sólo mirarnos nos dolía, otros en que el cruzarnos nos incomodaba y otros tantos en los que nos resultaba indiferente, pero siempre con el recuerdo de lo que fuimos presente en nuestra memoria. Nada de lo que pasamos logró romper esa conexión inexplicable que tenemos desde el primer día.

Nos acercamos, nos alejamos, nos hablamos, nos peleamos. Nos volvemos a acercar y siempre encontramos una excusa para nombrarnos en nuestras charlas.

Muchas veces te eché la culpa de todo lo que pasaba sin detenerme un segundo frente al espejo y preguntarme ¿Dónde está mi falla?. Tantas veces busqué en vos la responsabilidad de nuestras equivocaciones, tantas veces me quedé estancada en mi falsa verdad, tantas veces cerré mis ojos y tapé mis oídos.

Hoy después de un tiempo de repente encontré mi falla, dónde estaban mis errores y todo cobró sentido. Descubrí que para cada cosa hay un momento, un lugar, un día, una hora determinada, que si nos adelantamos todo será caos. Sólo debemos esperar el momento indicado y todo será calma.

Sé que nos encontraremos y caminaremos juntos hasta el final, pero primero te pido PERDÓN por todos los abrazos que no te dí, por las caricias que me guardé y los besos que te negué.

Yo esperaré porque sé que todo lo que pasó tenía un propósito: fallar, separarnos, descubrir y reencontrarnos.

Yo te esperaré para nunca más soltarme de tu mano.

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pensamiento...

De nada sirve que escribas una historia con dos protagonistas y un final feliz si uno de ellos ya renunció a su papel.