domingo, 17 de abril de 2016

Vivir en la orilla...

¿A cuántos de ustedes alguna vez los paralizó el miedo, lo frenaron las dudas?
Yo soy una de esas personas que le gusta tener todo bajo control y en cuanto algo inesperado sucede el miedo a lo incierto me paraliza, comienzo a creer que no soy capaz de superar esa situación y retrocedo. Al hacerlo busco la comodidad en la que antes me encontraba, una comodidad donde todo era como yo deseaba o al menos no tenía que estar preocupada por lo que podría pasar porque yo era la que decidía que pasaba y que no, que sentía y que no.
De un tiempo para acá me di cuenta que no se puede vivir así, porque es como vivir siempre en la orilla... Mientras todos avanzan yo sigo midiendo cada centímetro que camino, analizando cada posibilidad, buscando ventajas y desventajas, muchas veces fui en contra de lo que sentía por miedo a perder el control, ya que tendría que ceder parte de ese control a la otra persona, vivía sintiendo pero no sintiendo, algo así como viviendo pero sin vivir.
Todos tropiezan pero se levantan y siguen con heridas, que con el tiempo se convierten en cicatrices pero siguen de todos modos, avanzan hacia el futuro incierto pero sin miedo porque ya han superado muchos obstáculos en el camino que les han enseñado a sobrevivir. Mientras yo sigo pensando si me conviene o no dar un paso más.
Hoy me doy cuenta que no quiero pasar toda mi vida en la orilla, viendo a los demás alejarse tanto que ya no pueda verlos. No quiero seguir esperando a que la vida me sorprenda.
Hoy me decido a caminar dejando atrás mis dudas, mis inseguridades. Doy libertad a mi corazón para sentir y permiso a  mis pies para avanzar por más duro que sea el camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

pensamiento...

De nada sirve que escribas una historia con dos protagonistas y un final feliz si uno de ellos ya renunció a su papel.